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domingo, 4 de agosto de 2013

II Travesía 'Acantilados del Rincón de la Victoria'

Ya estamos en agosto, el calendario de travesías empieza a tocar a su fin pero llegaba una cita especial para mí. Nadar en casa, y en un recorrido tan espectacular como el que forma la travesía de 2200m desde la Cala del Moral hasta el Rincón de la Victoria atravesando los acantilados del Cantal es increíble. La pena es que no llegaba en las mejores condiciones, este mes con la piscina cerrada me está sepultando y las actividades ociosas veraniegas no cuentan como entrenamiento cruzado.

Vamos al domingo ya metidos en faena: nos esperaban largos paseos a pie para recoger dorsales y marchar hasta la línea de salida, situada a dos kilómetros de meta, es una paliza pero sirve para distraerme un rato antes de competir peleando con @Alvaroyayi y @Carballo17. Ya en la Cala saludo a los compañeros del #EquipoIrontriath, a los nadadores de los Limoneros y al agua. Una cámara de salida de diez, amplia, cercada y con línea para delimitar que nadie se adelante (parece una tontería pero no lo es). Calentamiento tranquilo y nos colocamos en el lado más largo buscando afrontar la primera boya con algo de tranquilidad. Nos deseamos suerte, chocamos los puños, y a esperar la bocina.

De las salidas más limpias que recuerdo, ni un golpe, y marcho en paralelo a Álvaro, al que se le salen las gafas. Voy lentísimo, me cuesta arrancar y no soy capaz de acelerar, a Álvaro le ha dado tiempo a colocarse dos veces las gafas y ni aún así le cojo pies. Pronto llegamos a la primera boya, y algunos no entienden que hay que girar ¿¿¿??? y me pasan por encima. Las boyas son muy pequeñas, más que las de delimitación marítima y me resulta imposible divisarlas, así que me limito a seguir al grupo. Me pego a Bea, pero cuando levanto la cabeza veo que nos estamos saliendo del pack y tengo que rectificar. De nuevo en el lateral del gran grupo marcho con Ale, y sigo sin poder poner un ritmo exigente. Empiezo a pensar en las dos semanas casi sin entrenar, y mucho menos con entrenamientos duros en la piscina. Me limito a seguir al grupo, ésta vez por el centro hasta que se aclare un poco.

Ya en la zona de los acantilados empiezo a reencontrarme y empiezo a pasar pies, y me da un chute de moral, es la tónica durante todo este tramo, y es espectacular nadar por aquí. Al pasar esta zona, no sé si las boyas de carrera son las de delimitación marítima, o hay otras, y de haberlas no sé si están más profundas o menos. Nadar a ciegas, peligro. A unos metros marcha un grupo de varias unidades y no veo a ningún grupo más, así que decido seguirles. Pasamos una boya, los cojo, y mi temida sospecha de que hemos venido haciendo eses se confirma, un giro bastante brusco para afrontar las últimas boyas que precedían al pasillo de meta. Full gas, a dar lo que tenga hasta tocar la arena. 



Allí me esperaba mi madre, me da un empuje extra saber que me está viendo y hace que la carrera sea aún más especial. Tras cruzar la meta me abrazo a ella, que ha sufrido mucho con el calor, pero ha aguantado todo el recorrido. Yo pese a haber nadado bien, me ha costado mucho arrancar en los primeros 400 metros por los flojos entrenamientos y he regalado muchos metros en la última parte. Finalmente siendo 77º de la general de unos 300 participantes. He disfrutado, pero no estoy nada contento con mi carrera. Álvaro ha hecho un carrerón haciendo la guerra por su cuenta entrando el 55º de la general. Carballo ha sufrido en la salida, que le ha lastrado el resto de la carrera. Una gran organización, con el único pero de las boyas pequeñas, volveré. El domingo Travesía Puerto de Málaga saliendo desde el agua. Fundamental el apoyo incondicional que tenemos en cada carrera.

@kickecr

1 comentario:

  1. Muy bien espresado siempre leo tus palabras kicke .hiciste bien en cambiar de panorama.felicidades!!!!!!

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